Amado
Padre Celestial,
Tú
eres el dador más grande, proveedor de los ejércitos, y Él que suple todas nuestras
necesidades. Tú nos das, y nos das y nos sigues dando... sin esperar nada a
cambio.
Todo
lo que tenemos viene de Ti - nuestra salud, nuestros hogares, nuestras familias,
nuestros matrimonios, nuestra ropa, nuestra comida... Y una vez que tenemos
todo lo que necesitamos, nos seguirás dando una vez más.
Enséñanos
a dar de corazón. Que podamos crecer en la semejanza de Cristo, que vino a esta
tierra como un siervo y se humilló entre los hombres. Ayúdanos a descubrir la vida
bendita que viene a los que dan más de lo reciben.
Enséñanos
lo que significa humillarnos en el servicio de uno a otro.
Ayúdenos
a dar cuenta de las oportunidades que tenemos para servir a los que nos rodean.
Y que podamos servirnos unos a otros con alegría.
En
el nombre de Jesús oramos. Amén.